viernes, 22 de junio de 2012

Crónica de la visita a la Rioja Alavesa: Bodega El Fabulista

Aprovechando la excursión organizada por Blogeu y Thabuca (con la competente Carol Gutiérrez al frente), el Embajador de la Huerta rindió su primera visita oficial (las ha habido oficiosas con anterioridad) a la Rioja Alavesa y a la Bodega El Fabulista de Laguardia. Vamos con su crónica.


Viendo las columnas del altar mayor de la iglesia-fortaleza del Santo Cristo de Labastida uno piensa que no podían haber sido decoradas de mejor forma.


Pero, al parecer, las hojas de parra y los racimos de uva son un motivo habitual en el fuste de las columnas salomónicas.

Y es que la cultura del vino está tan presente en la Rioja Alavesa que no sería de extrañar que hasta las fuentes diesen vino en lugar de agua... Pero no.


Donde si nos dieron vino (¡y rico!) fue en el Restaurante El Bodegón de Labastida, que nos preparó un almuerzo a base de pintxos en una de sus cuevas abovedadas del siglo XVI.

Muchas de las casas de Labastida conservan sus bodegas (o 'calados', como se les llama en la zona)...


...y también sus antiguos lagares (o 'lagos'), que utilizaban para la elaboración del vino.

Lagares, como éste de La Mota, donde se realizaba la fermentación alcohólica de los racimos enteros; un sistema que llaman maceración carbónica y que aún se sigue utilizando en Rioja Alavesa para la elaboración de tintos jóvenes, frescos y afrutados.

Estos lagares caseros sustituyeron a los lagares rupestres que pueblan los alrededores de Labastida y que constituyen un testimonio del pasado vinícola de la región.


Porque la Rioja Alavesa ha gozado siempre de unas condiciones óptimas para el cultivo de la vid. Disfruta de un microclima especial por estar situada a sotavento de la Sierra de Cantabria, que actúa de muro de contención de los vientos húmedos y borrascas que vienen del Cantábrico.

Suele decirse que una imagen vale más que mil palabras, así que lo entenderéis mejor con esta fotografía del monte Toloño reteniendo la masa nubosa. Los viñedos de la Rioja Alavesa disfrutan del sol mientras el resto de Álava queda sumergido bajo un mar de nubes. Es el efecto Foehn, que en la zona llaman cariñosamente la olla de la bruja.


Al igual que las de Labastida, las casas de Laguardia conservan también sus bodegas o calados. Son nada menos que 320 las bodegas soterradas bajo un casco medieval con el subsuelo tan horadado que, para evitar el derrumbe, se ha prohibido la circulación de vehículos.

La prohibición incluye también a los carros que llevan la uva por lo que, para continuar con la actividad, las bodegas comerciales se vieron obligadas a salir del casco urbano. Sólo dos bodegas pudieron mantener su actividad sin cambiar de emplazamiento; una de ellas la Bodega El Fabulista, situada bajo el Palacio de los Samaniego, donde Félix María Samaniego se inspiró para escribir sus conocidas fábulas y otros, no tan conocidos, relatos literarios.


El Fabulista es una de esas bodegas que podríamos catalogar como templo o catedral del vino; bodega pequeña, pero con el encanto de una bodega centenaria que continúa elaborando el vino de manera artesanal.

La planta baja alberga dos lagares, en los que cada año se procesan 44.000 kg. de uva de producción propia. Se hace a la antigua usanza: pisando la uva, en una suerte de baile al que estamos invitados a participar. Luego pasan por la prensa, y de ahí a los tanques de fermentación.


En el subsuelo, a siete metros de profundidad, encontramos tres calados excavados en roca arenisca: uno con los mencionados tanques de fermentación; otro de crianza, con 51 barricas bordelesas de roble francés (donde el vino experimenta una segunda fermentación y envejece); y un tercer calado preparado para la degustación y cata de vinos.


Dos fueron los vinos que catamos: El Fabulista Sabio de 2007 y El Fabulista Ilustrado de 2008 (segundo y tercero en la fotografía), cuyas coloridas etiquetas ilustran las fábulas de Los dos Amigos y el Oso y La Cierva y la Viña.

Las viejas botellas que aparecen detrás, con la etiqueta totalmente deteriorada, pertenecen a muestras que se queda la bodega por si hiciera falta realizar un contra-análisis al realizado por el Consejo Regulador de la D.O.C. Rioja (es buena señal que nunca haya hecho falta abrir estas botellas).


En un momento de la visita, cuando nos disponíamos a catar los vinos, hizo acto de presencia el mismísimo Félix María de Samaniego, que nos narró algunos de sus cuentos eróticos.


Otro día os contaré la visita oficial al Centro Temático del Vino Villa-Lucía en Laguardia. Mientras tanto os dejo unos enlaces de las crónicas realizadas por otros bloggers de Blogeu:

Hombre Lobo
En el camino con Moonflower
Mikel Agirregabiria
Eventos Gastronómicos
SEO Femenino
Redox
Oteando desde Getxo

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8 comentarios:

Nunca he visitado una bodega, pero ganas no me faltan. Qué fotos tan bonitas.
Saludos

Bonito reportaje.. curioso lo de la olla de la bruja, pero mas curioso aun, que después de tanto vinito.. saliera el Sr. Samaniego con cuentos eróticos... ^^

Buen fin de semana!! Bss

Foto stupende, grazie per averle condivise con noi.Se ti va passa a trovarmi.Ciao.

Estupenda crónica y fantásticas fotos!

Muchas gracias por las menciones y por haber venido!!

Un abrazo

Gracias a todas por vuestros comentarios. Me alegra que os hayan gustado las fotos.

@Ana-Una Miajica de Sal La del Sr. Samaniego fue una aparición inesperada y muy, muy divertida.

@moonflower-Carol ¡Repetiremos!

Buena entrada! nosotros estuvimos hace un par de años en Laguardia pasando el finde y también nos gustó mucho la bodega el fabulista. Solo te falta la explicaciónd e la maceración carbónica ;)
Estoy expectante por ver que cuentas del museo del vino, porque yo, con todos mis respetos, lo vi bastaaaaante cojo!!

@Anamurmar Gracias por tu comentario. A mí el Centro Temático del Vino me gustó bastante, especialmente una proyección en 4D que acaban de estrenar. Evidentemente, esta película no la proyectaban cuando fuisteis vosotros, y es probable que hace dos años el museo estuviese más verde que ahora también en otros aspectos.

Tampoco sé si fuisteis con expectativas demasiado altas que luego no se vieron cumplidas, o si el precio de la entrada resulta elevado para lo que ahí se ofrece, porque nosotros fuimos invitados, y desconozco el precio.

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