Todos los años, en otoño, dedicamos un fin de semana a la recogida de aceitunas en nuestros olivos de la Riviera. Son días de fiesta. Días de reunión familiar. Días para disfrutar.
Los pequeños de la casa son siempre los que más disfrutan. Van aceituna a aceituna, recogiéndolas de una en una. Sin vara. Cogiéndolas de las ramas más bajas... y subiéndose a los olivos para alcanzar las de las ramas más altas.
Dale a la vara. Dale bien que las verdes son las más caras. Y las negras pa tí, tipití, tipití, tipití.
Pero no; este año tenemos más negras que verdes. Hemos llegado tarde. O mejor dicho, las aceitunas han llegado antes de tiempo, empachadas de tanto sol y tanto calor.
Sol en agosto, ¡sol en septiembre!, ¡¡¡sol en octubre!!! Eso sí, a nuestros olivos no les ha faltado el agua, y el resultado salta a la vista... Como dicen por estas tierras: ¡que grandes son las cabronas!
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2 comentarios:
estimadísimo Embajador Chef, no sabe cuanto le agradecería que me explicara como preparar las aceitunas que luego tan sabiamente he visto empleadas en alguna exquisita ensalada... Atentamente, una suscritora
Estimada Katz:
Estupenda sugerencia. Escribiré un post sobre la forma en que preparo las aceitunas y alguna sugerencia de aliño.
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