La vendimia es uno de los momentos más esperados por una bodega. Es el momento de recoger los frutos de varios meses de trabajo. En el caso del txakoli de Getaria este momento llega entre los meses de septiembre y octubre, dependiendo de la bodega y, sobre todo, del grado de maduración de la uva hondarrabi zuri.
A la bodega K5 el momento le llegó durante la primera quincena de octubre. Un momento especial en el que la climatología respondió con días de viento sur, sin excesivo calor y con ausencia de precipitaciones. ¡No se puede pedir más!
Esperábamos encontrarnos una imagen similar a la de los campos de algodón, con una multitud de negros cantando a su espiritualidad. O cuando menos con cuadrillas enteras de temporeros rumanos. Nuestra sorpresa fue constatar que, salvo un senegalés, una pareja procedente de Ghana, un chico marroquí y una chica napolitana, el resto de recolectores, hasta el medio centenar, eran nativos euskaldunes; algún vizcaino, algún navarro y todos los demás guipuzcoanos, procedentes de Ñoñosti, Goierri Power y Tierra de "Jabalises".
La labor diaria de los recolectores se alarga por espacio de ocho horas, interrumpidas a mediodía para reponer fuerzas con una comida preparada por alumnos de Aiala, la escuela de hostelería de Karlos Arguiñano. Ensaladas variadas, pollo, carrilleras de ternera, marmitako, paella y otros platos de fuste para gente que se comería un toro.
La segunda sorpresa fue descubrir que, aunque las cepas alcanzan la altura de una persona, los racimos de uva se concentran en la mitad inferior, por lo que hay momentos en los que parece que, más que vendimiar, las viñas se ordeñan. Y, sin embargo, parece un trabajo menos duro, más descansado, que el de vendimiar en los viñedos de Navarra o Rioja, donde la altura de las cepas a buen seguro suponen una paliza para la espalda y los riñones del recolector.
Viñas que en algunos sectores, quizá más jóvenes, ofrecían un rendimiento un tanto escaso, pero que en otras ocasiones aparecían tan pobladas que daban la impresión de encontrarnos en plena selva de Borneo y que en cualquier momento iba a aparecer un soldado japonés perdido desde la II Guerra Mundial. Viñas tan pobladas que con un par de ellas bastaban para llenar una de los cientos de barquillas repartidas por toda la finca.
Barquillas que otra cuadrilla recogía y trasladaba en tractor a la bodega, donde un tercer equipo se encargaba de procesar la uva para el despalillado y la obtención del mosto. Excelente planificación y organización, donde cada pieza encaja con absoluta precisión, como si se tratara de la maquinaria de un reloj suizo.
Por cierto, que tuvimos oportunidad de degustar el mosto recién exprimido. Un mosto dulce a pesar de la acidez que caracteriza a este tipo de uva.
Y, mientras el mosto pasaba directamente a los depósitos, los raspones quedaban amontonados en un carro para desecho, porque el txakolí se elabora sin raspones.
He querido poner esta imagen de los racimos después del despalillado porque así es como quedan las viñas después de ser desgranadas por la máquina vendimiadora. Un auténtico mónstruo que vendimia a cien por hora, es decir, que realiza en una hora el trabajo equivalente a unas cien personas.
Pero esa máquina no es apta para todo tipo de terreno. No puede ser utilizada en terrenos con fuertes pendientes ni en aquellos dispuestos en terrazas. Así que, mientras no inventen una máquina que pueda trabajar en ese tipo de terrenos, los viñedos de K5 seguirán alegrándose cada año con las cuadrillas de vendimiadores.
A las viñas les toca ahora un merecido descanso. Serán podadas, hibernarán y despertarán con la llegada de la primavera. Para entonces ya podremos degustar la cosecha 2012 de K5 Argiñano.
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5 comentarios:
Cuanto se aprede en tu blog! que interesante entreda. hey! pasa por mi blog estoy de sorteo! :)
Cuando era pequeña me encantaba ir a vendimiar!!
http://juegodesabores.blogspot.com.es/
Ciao, ho due premi per te!
Dana et Dana
Me vengo a verte detrás de una alcachofa y me encuentro con Getaria.
Yo soy valenciana pero no hay verano que no camine entre esos viñedos, me encanta caminar de Zarautz a Getaria por la costa o por la montaña, viendo el mar o recreandome entre los viñedos y caserios de esa tierra tan verde. Y despues de la caminata un alto en una tasca maravillosa de la calle que va a parar a la Iglesia de Getaria, donde se saborean cientos de pinchos recien elaborados, un mosto o un txacolí y el camino de vuelta!!!!
Interesante blogpara quedarse y recrearse, siempre y cuando me prometas devolverme la visita!!!!
Lola
@Ross Gracias por el comentario. ¡Feliz cumpleblog!
@Ana-y-Blanca Bonito blog y bonitas fotos.
@Dana-et-Dana Gracias por los premios.
@Lola-García-Blaya Vengo de darme una vuelta por tu blog. Me ha encantado. Menudo curro te metes, documentando cada paso de las recetas. ¿Tasca con cientos de pinchos? Hablas del Politena, jajaja. Pues si te apetece ahora darte un paseo virtual de Zarautz a Getaria visita esta entrada: http://www.embajadadelahuerta.com/2012/01/visita-la-fiesta-del-txakoli-de-getaria.html
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