Los seguidores de este blog sabréis ya de nuestra pasión por la cultura del buen aceite de oliva. Esta pasión ha llevado a la Embajada de la Huerta a enviar una delegación diplomática al más alto nivel al Reino del Aceite de Oliva, en una visita oficial que ha contado nada más y nada menos que con el Embajador de la Huerta, el Cónsul General y la Consulesa, que hizo las labores de anfitriona.
En mi caso, este viaje ha supuesto mi reconciliación con el picual, tras un tiempo entregado casi por completo a la arbequina.
En un post anterior ya os adelanté que éste ha sido un año de sequía y que se espera una fuerte caída de la producción. De hecho, algunas previsiones cifran el descenso ¡¡en un 80%!!
Pues bien, un año entero sin llover y fue llegar a esas tierras y no parar. Así que, básicamente, éste es el paisaje que pudimos ver.
Dejando la anécdota de la lluvia y las inundaciones al margen, la misión diplomática en el Reino del Aceite nos permitió ver in situ el triste estado de los olivos (en la zona los llaman olivas), que lejos de presentar la imagen de otros años, completamente cargados de aceitunas, mostraban una imagen de lo más pobre, con apenas unos puñados de frutos.
También tuvimos ocasión de visitar las instalaciones de un trujal, la Almazara del Olivar, que produce un aceite de oliva virgen extra espectacular. Y no lo digo por decir, ya que este aceite es el que ha conseguido mi vuelta al picual (sin abandonar, la arbequina, eso sí).
Unas instalaciones con ocho tanques de 50.000 litros cada uno preparados para recibir el nuevo mosto de aceituna. La pena es no haber podido ver la almazara en funcionamiento, así que ya tenemos excusa para volver a este Reino mágico.
Por lo demás, he de reconocer que la extensión casi infinita del mar de olivos me dejó totalmente flipado. Recorrimos kilómetros y kilómetros por los cerros de Úbeda, y los olivares se sucedían uno tras otro, sin solución de continuidad. ¡¡Desde la vega de los riachuelos hasta la cumbre de los montes!!
¿Qué más cosas han llamado mi atención? Pues fundamentalmente los olivos de tres piés, que se mantienen ajenos a la mecanización de la recogida de la aceituna, y los conductores de la zona, ¡¡que ponen las luces anti-niebla en todo momento!!
Por lo demás, deciros que ya hemos comenzado a recoger las aceitunas del olivar de la Embajada. Son de la variedad empeltre, y las dedicamos al consumo de mesa.
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6 comentarios:
Qué maravilla, cuánto me gustan las olivas y su aceite, maravillosas fotos.
Saludos
Un buen reportaje y una mejor excursión.
Que pases un buen puente a pesar del gobierno.
Saludos
me encanto la informacion sobre la oliva y su maravilloso aceite. desde cali colombia un cordial saludo
Esa es la zona de mi familia, de donde tomo el aceite desde que era bien chica y también el motivo por el que una de las cosas que percibo, involuntariamente, cuando como fuera, es la calidad del aceite (y si es regular, el guiso pierde todo su encanto)
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!Ahh,mis queridos olivos,qué hermosos lucen en tus fotografías!.
Siempre me impresiona la contemplación de ese mar de olivos por tierras de Úbeda,Baeza,Martos y tantos pueblos de mi tierra de Jaén.
Picual,arbequina..maravilloso sabor el del aceite de oliva..me encanta!!.
Veremos qué tal viene la cosecha este año.
Besos
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